Durango,
Dgo.-Un estudio realizado por el Instituto de Investigación de Ciencias
Sociales de la Universidad Juárez del Estado de Durango, que tiene como punto
central las redes de apoyo y envejecimiento en comunidades rurales y
urbanas, indica que sí hay una
transformación real de las familias; los adultos mayores, al parecer, se apoyan
más en sus vecinos que en sus propios familiares, esto habla que los cambios en
la familia son reales.
El
Dr. Jorge Enrique Bracamontes Grajeda, investigador universitario, adscrito al
Instituto de Investigación de Ciencias Sociales, dijo que las conclusiones
preliminares encontradas en esta investigación evidencian que sí hay cambios en
las relaciones familiares con los adultos mayores, pero también una búsqueda
para reconstruir esas relaciones respecto a la red institucional y a la red de
vecinos de esas personas que no están marginadas.
Este
proyecto que se está haciendo en colaboración entre la Facultad de Trabajo
Social, el Instituto de Investigación de Ciencias Sociales de la Universidad
Juárez del Estado de Durango, y la Universidad Autónoma de Nuevo León, revela
que buena parte de los adultos mayores trabajan; sus ocupaciones son, entre
otras, trabajos de baja remuneración, no les implican mucho esfuerzo
intelectual o físico, son cuestiones de hacer mandados, cuidar casas, y un bajo
porcentaje recibe una pensión.
“Cuando
empezamos a ver estos parámetros, que buena parte de los adultos mayores tienen
que trabajar y pocos son los pensionados, estamos viendo que el estatus de vida
es bajo para esas personas; sin embargo, la mayoría viven en casa propia, esto habla de un
componente socio-económico importante”, comentó Bracamontes Grajeda.
Dijo
que aun y cuando tengan un bajo ingreso, tienen un piso y techo propio donde
vivir, y eso los saca de un estatus económico bajo, por supuesto que no es lo
único, pero de las cosas más importantes y, por supuesto, no hay que olvidar la
red de apoyo, familiares y vecinos no solamente los cuidan, sino que también
colaboran con ellos en cuestiones domésticas”, dijo.
“No
es una población empobrecida en términos paupérrimos, tienen carencias, ¿pero
qué sector de la población no las tiene?, en el marco de los grupos vulnerables
no lo es tanto, sí necesitan atención, pero no como para asignarle el estigma
de vulnerabilidad”, mencionó.
Dijo
que uno de los resultados principales de este trabajo es que hay fuertes
cambios en las estructuras familiares y en las relaciones de estos individuos,
lo que podría resultar obvio por la evidencia científica; la familia está
cambiando y modificando las relaciones con los demás, finalmente el adulto
mayor no se queda al margen, pero siempre se pensó que ser viejo era sólo una
cuestión completamente de salud, que quedaba desplazado laboralmente, y se
convierte en un cuerpo de dolencia, de necesidades y una carga para la familia.
Explicó
Bracamontes Grajeda que con este tipo de estudios se pretende demostrar a la sociedad que el adulto mayor no
es sólo eso, sin embargo, en la medida
que se va envejeciendo el adulto mayor se hace más dependiente, hay más deterioro en la salud, más necesidades,
pero no es lo único que encierra el proceso de envejecimiento como proceso
demográfico.
Puntualizó
que con este estudio se puede ver qué
está sucediendo ahora con los adultos mayores, más o menos un 35 por ciento de ese
segmento de la población declara estar trabajando de manera formal, un 25 por
ciento más recibe una pensión, es decir un 40 por ciento de adultos no está
trabajando, pero un dato importante es que vive en casa propia y se apoya con
sus vecinos más que con su propia familia para subsistir.
“
EL METROPOLITANO”
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