domingo, 17 de marzo de 2013

PLAZA PUBLICA" El Recital De Enrique Torres Cabral"

Por:Héctor Raúl  Avendaño
Gómez Palacio, Dgo.-El pasado lunes 11 de marzo por la tarde se llevó a cabo en el patio de la casa principal del barrio de las Banquetas Altas de Gómez Palacio, la presentación del libro Gritos de Nostalgia, de Enrique Torres Cabral, editado por la Universidad Juárez del Estado de Durango. El hijo pródigo regresaba a su tierra materna, al seno del barrio que lo cobijó en sus años juveniles, 46 años después con el morral henchido de nostalgias...
... y con el corazón arrugado, vacío, hambriento de arrumacos y abrazos fraternales, y sólo bastó divisarlo, para que se organizara el festín para recibirle y otorgarle el lugar de honor, rodeado de sus amigos, compañeros de escuela y por supuesto de su familia.
Una velada para los anales del Barrio y también para los de Gómez Palacio. La poesía de Torres Cabral, hilvanada con los recuerdos de los años idos; con sus momentos amargos y con las grandes satisfacciones, así como con los personajes que rodearon su existencia, se enseñoreó en el patio de la gran casona y tomando de la mano a los presentes nos llevó por las calles andadas del ayer.
Sin tantas formalidades ni cumplidos, inició el programa. El único presentador de la obra literaria, maestro Carlos Antonio Borrego Rodríguez, sin más, abrió:
"Don Luis González y González, en su ensayo titulado Suave Matria, señala que: .
"Lo anterior pudiera ser una clave para entender el sentimiento que encierra la poesía de Enrique Torres Cabral. Otra clave se antoja contenida en los versos de Adelita Ayala : "…pobre del que se marcha de la tierra/a rumiar su nostalgia…"
"El libro Gritos de Nostalgia, nos ofrece verso y prosa. Huele a terruño, sabe a familia, se ve bonito, no obstante el dolor, que provoca el recuerdo y el que produce la lectura de algunos de sus renglones. Al leerse, se siente en la sangre el ritmo poético y se saborea el cariño por la tierra y su gente…" Concluye el maestro Carlos Borrego.
Acto seguido el poeta abre la fiesta declamando su poema dedicado a Raúl El Ciego, personaje popular, sobreviviente, de nuestra lejana niñez, quien continúa con su guitarra y su eterna inconformidad, cantando a la vida de sombras que le deparó el destino:
"Ya no reniegues Raúl/mejor toca la guitarra,/déjate ya de blasfemias/y canta./Y ya no digas que Dios/a ti no te ha dado nada,/mira,/mira es un decir,/que te ha dado una guitarra/y que te ha dado una voz…"
Enrique, impecable, elegantemente ataviado con traje oscuro y corbata color plata, como si se dirigiera al altar para contraer nupcias, continuó con su recital:
"Teresa,/Tere la Loca…/Cómo te gritan los niños:/ :/Teresa, Tere la Loca/te recuerdo/y me recuerdo,/tu de viejilla geniosa,/y yo de niño que grita:/"
Las cualidades de histrión y declamador del poeta, se mostraron en todo momento, robando "alevosamente" la atención del centenar de emocionados oyentes.
A continuación, recordó al inolvidable personaje que por las noches y hasta muy de madrugada ofrecía su nieve por el suroeste de Gómez, allá por el rumbo del Templo Expiatorio:
"/Anda ofreciendo el nevero/por todo Gómez Palacio/rica nieve de garrafa,/de sabor de limón agrio/…/y de pilón unos versos/y todo por diez centavos./Bonitos años cincuenta,/¡Cuántos años han pasado!"
Se me escapaba (al aprendiz de cronista) que Torres Cabral, aclaró, antes de declamar lo anterior, que el famoso nevero nocturno condimentaba su refrescante negocio con la venta de esa yerba, tan discreta en aquellos años y ahora tan popular, que propicia la inspiración, y por otro lado lamentablemente, nos tiene envueltos en la violencia y la intranquilidad.
Después de ese tríptico poético-jocoso, nuestro inspirado coterráneo, nos regaló un bello soneto que conjunta románticamente su homenaje a la mujer y a la tierra lagunera. ¡Nuestra Tierra…Nuestra Matria!:
"Susana es el espíritu invencible/que convirtió la arena del desierto/en tierra fértil donde crece un huerto/…Susana es alegría y emoción,/es belleza a la luz de Sol y Luna;/…Susana es la constancia que germina;/…Susana es la Tierra Lagunera."
Al concluir el poema, Susana González González, que junto con su señora madre doña Paz González, viuda de don Ramón, presidían el acto como anfitrionas, recibe con expresiva emoción la dedicatoria y se dirige al poeta para obsequiarle un beso en la mejilla y un caluroso abrazo.
Ya entronizado el autor, en sus sentimientos más íntimos nos llevó suavemente a sus vivencias familiares, y del rincón de los recuerdos extrajo el poema: Tres Hombres, dedicado a sus vecinos, pleno de gratitud:
De don Aurelio Ruiz, de oficio maestro albañil (de los de antes) y plomero, expresó:
"Don Aurelio Ruiz,/edificador edificante,/construyó usted/su vida piso a piso/fue para mi un abuelo,/escuché sus historias/ de la Revolución… cuando pasó por El Triunfo/y por la Ferretería de Montemayor,/edificios tan grandes y tan firmes,/yo lo recuerdo a usted/así de grande y firme."
A don Alonso Valdés, celoso Jefe de Manzana y paralelamente Presidente Municipal, le dedicó:
"…receloso censor,/escrutador,/vigilante,/y, sobre todo,/ejemplo./Don Alonso,/a pesar de haber sido usted/el presidente/de todo el Municipio/cumplía hora tras hora/su obligación/de Jefe de Manzana…y a su olfato guardián nada escapaba,/ni siquiera el olor/a cigarros Bohemios,/de los niños/que empezábamos a jugar/a ser adultos".
Y de don Luis Velasco, por muchos años hasta su jubilación Administrador de Correos, dijo:
"…ejemplo de honradez,/en mi ciudad…/de jefe de familia,/de esposo y padre,/usted le enseñó al mundo/que la unidad del todo/consiste simplemente/en sentarse a la mesa/con la esposa y los hijos/a tomar alimentos,/al menos una vez al día,/y en ser todos los días/ responsable y honesto".
¡Tres Hombres, don Aurelio, don Alonso y don Luis, que grabaron sus nombres hondamente en su vida!
Y culminando con, quizás, el mejor poema de su vasta obra: La Vida (1967) que dedicó expresamente a su querida señora madre María de los Ángeles Cabral Camargo, y en silencio, por qué no, a Lilia, su generosa esposa y su bello par de angelitos: Susana y Chuyito, todos, ahora reunidos en el cielo:
"Con una copa de vino/amargo, como la vida,/ahora y siempre yo brindo/por su majestad la vida./¡Ay, qué amargo es este vino!/Saboreemos lo amargo,/que, por Dios, madre, te digo,/de bueno debe haber algo/en este sabor amargo.- ¡Ay, qué amarga es esta vida!/¡Qué embestidas tan feroces!/¡Qué bravo toro de lidia!/¡Qué afilados sus pitones!/El que se salga del ruedo/que se olvide de la vida;/mejor que correr con miedo/es morir en la embestida…/
La sensible concurrencia rompió en una ovación que quedará grabada en la consciencia y en el corazón de "El Parches", como llamamos a Enrique, quienes hemos convivido con él por muchos años y lo queremos.-
RAFAEL AGUIRRE. En esa misma fecha y recinto se presentó una exposición de litografías (18) y óleos (6) de Rafael Aguirre, maestro de la pintura, lagunero por adopción, que nos regala en sus obras: "Aquella calle, una esquina desvencijada, ese árbol solitario a pie de carretera, y hasta esa fachada carcomida, descolorida y humedecida por la historia, la estoicidad de un cañón o la quietud de un paisaje…
"…Bugambilias soberbias que nos caen a manojos. La luz que reflejada en un tejado nos ciega con la magnificencia prolija de la mano del pintor. Delicioso espionaje adentrarnos en cada ventana aguirrezca. Trazos luminosos que nos invitan a respirar lo verde de los campos: lo jugoso de sus mangos, manzanas, sandías y hacen que el aroma nos llegue hasta las entrañas, se nos escurra su sabor por las comisuras de los labios". Palabras plenas de plasticidad y belleza surgidas del corazón y la pluma de Diana González Pozos.
Color y palabras hechos poesía. Versos y paisajes convertidos en nostalgias. Todo un conjunto de emoción plástica y lírica que nos cautivó la mirada y el alma en una tarde de ensueño, inolvidable e irrepetible. Nos encontramos el próximo domingo, D. M. Agur




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