Durango,
Dgo.-Desde la época colonial hay una línea conductora en cuestión de la
educación elemental, lo que hoy se llama educación media básica, lo que hay que
destacar es que Durango siempre tuvo la fortuna de contar con una educación de
buen nivel con el Colegio de la Compañía de Jesús, que precisamente tuvo su
sede en donde actualmente es el edificio de la Rectoría de la Universidad
Juárez, máxima casa de estudios del estado de Durango.
A
propósito del 158 aniversario de la fundación del Colegio Civil, ocurrida el 15
de agosto de 1856, la actual comunidad universitaria encabezada por el rector
Oscar Erasmo Návar García, celebró una ceremonia especial donde de entrada José
de la Cruz Pacheco Rojas, director del Archivo Histórico de la UJED y Nivel Dos
en el Instituto Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología, dijo que esto tiene una relación orgánica directa con los orígenes
de la Universidad Juárez, en tanto que en el siglo XIX, después de la
Independencia, hay esfuerzos importantes de los gobiernos independientes, federal
y de los estados, por impulsar la educación.
En
ese aspecto, destacó que en 1856 fue fundado el Instituto Civil, la primera
institución estatal laica, impulsada por el Gobierno del estado de ese
entonces, “hay que decir que en ese momento hay un tránsito interesante que
viene desde la expulsión de la Compañía de Jesús de los reinos españoles, que
ocurre en 1767”.
Ese
es el momento en el cual el Colegio de Guadiana (como se le llamaba), deja de
existir y se restablece como Colegio Seminario, adscrito al Obispado de
Durango, y el edificio antiguo del Colegio Jesuita queda en sus manos y la
educación continúa.
El
historiador universitario añade que en el momento de la expulsión de los
jesuitas, el Colegio logró una presencia regional muy importante, y su
influencia había alcanzado el sur de lo que hoy es Estados Unidos y los estados
mexicanos del norte; fue un Colegio destacado, sobresaliente, que formó
intelectuales importantes de toda esa región y su influencia quedaría en este
mismo territorio y que hereda el Seminario del Obispado de Durango.
Todavía
hasta la década de 1820, agrega Pacheco Rojas, con altibajos el Seminario se
convierte en un lugar donde se van a formar no sólo sacerdotes, sino
intelectuales y políticos de primera importancia, que van a tener un desempeño
muy notable tanto a nivel local, como nacional e internacional como el caso de
José Fernando Ramírez, que fue un destacado historiador, intelectual, abogado y
ministro de los gobiernos liberales y aún del Imperio de Maximiliano que tuvo
una notoriedad excepcional, pero que de la cual, tristemente, se sabe poco.
“Lo
que hay, eso sí debo decirlo -precisó Pacheco Rojas-, después de la expulsión
de los Jesuitas el desarrollo del seminario se convirtió en una situación
compleja, difícil, los primeros 30 años del siglo XVIII y la primera década del
siglo XIX va avanzando con tumbos y realmente lo que vamos a tener es un vacío
creciente, una situación lamentable en la formación educativa en Durango, es decir,
lo que habían hecho los jesuitas se vino abajo y no hay profesores, gente capaz
a la altura de los maestros jesuitas, que le den el lustre o hayan continuado
con lo que había hecho el Colegio”.
En
tanto, los gobiernos de la provincia, que en ese momento se llamaba Intendencia
de Durango y comprendía lo que hoy son los estados de Durango y Chihuahua,
hicieron esfuerzos importantes por la educación y fundaron escuelas que
llamaban de “primeras letras”, o sea, lo más elemental, esfuerzos importantes
impulsados ya por el gobierno civil, “eso es importante porque nos liga como
antecedente del Instituto Civil en la formación educativa bajo la
responsabilidad del estado”, precisa Pacheco Rojas.
“
EL METROPOLITANO”
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